El amor provoca cosas dentro de nosotros, cosas extraordinarias y a la vez peligrosas. Cosas que no nos creíamos capaces de sentir, de soportar, de cargar, vivir y recordar.
Nos creemos invencibles. Creemos que podemos lograr todo y cuando la realidad cae sobre nosotros, no queda más que tomar la responsabilidad que nos toca y volver a comenzar.
Se llama ‘’Primer amor’’ porque es el inicio de algo. Primero, no ultimo, lo cual indica que algo, a fuerzas, tiene que salir mal.
El amor en un concepto raro y sumamente necesario. Nos otorga además una valentía de la cual no nos creíamos capaces de ser. Perdemos el miedo a lo convencional y lo remplazamos por miedo más específicos. El abandono por ejemplo.
El amor también nos quita cualquier sentimiento de egoísmo. Dejamos de ser uno para convertirse en una mitad, y en el proceso es probable que la parte que se pierda es la que te hacía sentir más segura, el problema es cuando necesitamos a otra persona para llenar esa inseguridad.
El amor también nos hace hacer cosas de las cuales en nuestros 5 sentidos no haríamos jamás.
Nadie planea enamorarse. No te paras en la calle y gritas al mundo “HOY ME VOY A ENAMORAR” es una de las cosas más sorpresivas que te puede pasar.
La primera vez que experimenté aquello que nosotros nos gusta llamar amor, yo tenía cerca de 7 años.
Iba caminando por el patio de mi ese entonces colegio, demasiado ocupada disfrutando de la vida como para preocuparme por ella.
Entonces lo vi.
Yo no sabía su nombre, y segundos antes ni su existencia, pero al mirar esos ojos color café oscuro, supe que todo lo que conocía estaba mal, por el simple hecho de que él no estaba en ninguna de esas cosas.
Había conocido a la persona que me haría dudar constantemente de todo lo que creía conocer.
Me enamoré. Así de simple, Así de sencillo, Así de bello.
Mi rutina empezó a llenarse de él. Acoplaba cada movimiento mío para que encajara con los suyos. Cada palpitar, cada respiración. Una sintonía perfecta.
Solía suspirar tan seguido que se estaba empezando a volver necesidad.
Mi corazón le pertenecía completamente. Era más suyo que mío. Yo no tenía control sobre este. Él en cambio podía provocar que latiera frenéticamente o que simplemente se detuviera.
Estaba a su merced.
Yo lo quería, y él aún no lo sabía. No se había dado cuenta de aquella chica de cabello castaño claro y ojos enormes que no dejaba de pensar en él. Que garabateaba su nombre en los cuadernos, que estaba atenta a cualquier sonido proveniente de su boca. Que se aprendía de memoria sus datos y hasta podría deletrear su nombre. No se había dado cuenta de mí.
Así pasaron muchos años de mi vida, mientras yo mantenía mi loco, desenfrenado y obsesivo amor en secreto. Secreto para él, porque casi la mayoría sabía que lo quería. Nunca he sido discreta cuando de amor se trata.
Me aterraba la sola idea de que se llegara a enterar. Mantenía en mi cabeza la imagen de que me rechazaría y ya no podría continuar observándolo y amándolo desde lejos.
(amor no correspondido no es amor)
La distancia y el silencio eran mi escudo para evitar que me lastimaran.
No fui valiente cuando debí de haberlo sido.
Pero en ese momento no lo sabía y simplemente era más sencillo no intentarlo.
Yo sólo era esa chica que le miraba sin que se diera cuenta y se ruborizaba cuando oía su nombre, aquella que no era capaz de controlar los frenéticos latidos de su insensato corazón ni el temblor de sus brazos al sentir su presencia cerca de mí.
Yo era nada.
Y estaba feliz siendo nada.
Me dedicaba en cuerpo y alma a él. Realmente él consumía toda mi vida. O tal vez lo que pasaba era que él era mi vida.
Lo único que realmente puedo decirle sobre todo lo que pasé junto a él durante 8 años, es gracias por todo. Después de un tiempo entendí que tuve que pasar por todo eso para llegar a lo que soy y en donde estoy ahora.
No puedo más que agradecerle a ese chico de cabello rizado y tez morena con enormes manos de el cual estuve enamorada 8 años.
Esa persona que me ayudo a encontrar el lugar donde siempre había pertenecido y me negaba a buscar.
Ya no lo amo como lo hice en ese entonces. Pero su recuerdo es algo que siempre estará aquí, una parte importante de mi pasado.. una parte importante de mi historia, una parte importante de mí. Y eso es realmente, lo que aún le tengo cariño, pero ya no podría llamarle amor. No a eso, no a él. Tal vez no sean la respuesta que buscan, pero la mayor sorpesa romántica que he tenido, ha sido eso: Enamorarme :)